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La isla Adata puede alimentar sentimientos como el miedo y el terror, sobre todo en relación con cómo y quién hace uso de ella, creando una narrativa que refuerza la cultura dominante que representa lo "marginal" como amenazante, inferior y separado. Durante mis exploraciones nunca encontré a nadie, sólo vi huellas humanas en forma de basura.
"El título vendrá después" pretende hacer resonar la presencia humana en el contestado paisaje de Adata a través de una serie de imágenes donde escenarios fabricados a partir de cajas de cartón desechadas pintadas en mármol y collages utilizan las cualidades residuales y potenciales del lugar y los materiales, en una interacción que crea un particular estado de ambigüedad y familiaridad _donde no está muy claro quién está haciendo la foto, y qué están haciendo los personajes de las imágenes_ para cuestionar la percepción del yo y del otro.